En Busca del Equilibrio

Nombre: Christian
Ubicación: Lima, Peru

domingo, 17 de setiembre de 2006

Entre la fe y la Ciencia

Este es el título del libro que mi hermana me regalo el año pasado y cuyo autor es Antonio Zichichi, profesor emérito de física superior en la universidad de Boloña. También ha sido presidente del instituto italiano de física nuclear y de la sociedad europea de física. Además es presidente de la federación mundial de científicos y ha ganado el premio “Enrico Fermi” (quien fue responsable del proyecto Manhattan en la carrera por construir la primera bomba atómica).

En dicho texto el autor afirma que muchos de nosotros hemos creído que la fe y la ciencia son dos polos opuestos. Esta es la idea que intenta borrar de nuestras mentes, al igual que la idea de que la mayoría de científicos son ateos. Pero, como es que un físico reconocido por la comunidad científica mundial decidió escribir un libro en donde la fe posee tanta importancia como la ciencia.

La verdad es que el profesor Zichichi tiene en su haber varios títulos escritos en donde rinde homenaje a Juan Pablo II, ya que fue él quien incentivo la gran alianza entre la fe y la ciencia. Además dicha labor ha sido reconocida por un gran número de científicos de todo el mundo, entre los cuales se encuentran varios premios Nóbel, directores, presidentes y profesores de todo el mundo.

En la pagina 33 del libro, el profesor comenta que un día el Santo Padre le pidió su opinión acerca de la gran paradoja de la edad moderna: “El hombre descubre la ciencia pero la usa contra si mismo”. Entonces el profesor le responde que la violencia política es la que impone a la ciencia el estudio de las aplicaciones tecnológicas, de un determinado descubrimiento, con fines bélicos. Un claro ejemplo de ello fue el ya mencionado Proyecto Manhattan.

Este proyecto transformo un descubrimiento científico (la fisión del Urario) en una bomba nuclear. Como se menciona en los libros de historia, después de que la fisión nuclear fue descubierta en Berlín, Hitler encomendó a Werner Heinsenberg (Padre del Principio de Indeterminación), la responsabilidad del Proyecto – A (el cual tenía el mismo fin que el Proyecto Manhattan). Paralelamente, en la universidad de Chicago, estaban trabajando los más destacados científicos de aquella época en lo que sería el comienzo del fin de la segunda guerra mundial, bajo la dirección de Enrico Fermi.

Por lo tanto, de acuerdo con el autor, el uso de la ciencia no es ciencia. Además sostiene, en la página 83, que aunque a la ciencia se le acuse de ser la causante del armamentismo, del peligro de holocausto nuclear antes de la caída del muro de Berlín y del peligro del holocausto ambiental después de la caída de la Unión Soviética, no implica que no se pueda aplicar dicha tecnología para fines no bélicos (como por ejemplo en aviones comerciales). Juan Pablo II defendió a la ciencia manifestando lo siguiente:

“El hombre puede morir a causa de la ciencia que desarrolla, no de la verdad que se descubre mediante la investigación científica”

“La cultura predominante nos ha hecho creer que las bombas nucleares y la industrialización salvaje han sido consecuencias del progreso científico, y por eso muchos deducen que ya es suficiente de ciencia. Nosotros los científicos sabemos que la violencia política es el origen del problema”, esto es lo que el profesor Zichichi manifiesta en la pagina 233.

“La ciencia ha pagado con sangre la oposición a dicha política”. Esta frase surgió debido a que el hijo del padre de la Física Cuantica, Max Planck, fue asesinado por haber sido acusado de haber formado parte del atentado contra Hitler. Además, Planck se negó a colaborar con el proyecto de la primera bomba mundial de la historia. Le dijo al Führer que era absurdo e inmoral despedir a todos los profesores hebreos de las universidades alemanas.

Para finalizar el texto reescribo literalmente la extraordinaria reflexión que se encuentra en la contratapa del libro. Disfrútenlo.


Luz y Coraje

El coraje debe ser iluminado,
no ciego.
Iluminado de luz divina
y de luz terrena.
La luz divina es la fe,
la terrena
la ciencia.